Iban algunas semanas desde que volví a la ciudad, salí con mi chico, ya no vive tan cerca. Parecía que fuese a llover, pero no , así que revisé la dirección del centro comercial y busque el transporte, ví que en 2 buses azules me resultaba más rápido. Es gracioso, me demoré más, me dejé quedar del segundo bus y bueno, por fin llegué. Le había dejado un mensaje, me llamó y le dije que ya iba saliendo del portal, bajé por la rampa del puente que permite cruzar la calle y estaba él allí, con una chaqueta de cuero negro y sus ojitos bonitos, tuve el impulso de correr tantito para abrazarle. ¡Cielos! es como si me pudiese esconder entre sus brazos del mundo, es como si allí encontrara una promesa de que esa pesadilla no volvería. Le dije cuanto le extrañaba y me llevó a conocer un poco el lugar. Me contó rutas que me servían hacia un lugar al que necesitaba ir, yo ni idea. Él vive cerca de allí, una plaza, que es muy grande, pero no había un lugar tan bonito como la esquina en la que le conocí. Salimos de allí y estuvimos en el parque, era un sitio más abierto para estar los dos y para mayor seguridad, hasta encuestas nos querían hacer. Hacía mucho frío, así que volvimos, estuvimos buscando café, él no comprendía como prefería el café, bueno es que el chocolate me da sueño y casi no solía tomar, y el dulce, me hace doler la cabeza, soy mala para el dulce. Nos sentamos, lo tomamos, compartimos el chocolate (no encontramos café), fue muy bonito, me siento tonta con esta sonrisa, pero no importa, estoy enamorada de él, de cuando le veo, cuando lo escucho, cuando lo siento.
Amor
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